Escritos de tía Julia



El Abuelo hoy

Voy a decir para ustedes

con cariño y humildad

una corta poesía

basada en la realidad.


Recuerdo siendo el pequeño,

igual que todos ustedes,

teníamos gran respeto

sin tener tantos placeres.


Entonces era sagrado

contestar a los mayores

que con mucha educación

cumplíamos los menores.


Fuimos muy poco al colegio

hay que decir la verdad

pero sí nos enseñaron

a tener que respetar.


Ahora estudian muchos años,

tienen que tener cultura,

pero tocante al respeto

no hay ninguna asignatura.


Y debían de tenerla,

sépanlos los profesores,

que bien merece un repaso

quien conteste a los mayores.


Los hijos deben ser hijos

aún sobrados de potencia,

los padres deben ser padres

por muchos años que tengan.


No hay cosa para los padres

que les cause más placer

que les respeten sus hijos

por muy crecidos que estén.


Se muestran entusiasmados,

llenos de felicidad,

pero si ven lo contrario,

lloran en su soledad.


Se muestran acobardados

en constante sufrimiento,

pidiendo con ansiedad

que los lleve el Padre Eterno.


Y esto es triste y doloroso,

y más que nada inhumano,

el no encontrar un cariño

al llegar a ser anciano.


Los nietos a los abuelos

los quieren cuando son niños,

pero según van creciendo

se va mermando el cariño.


Si el abuelo les responde

le constan enfadados

tu ya no entiendes ni papa

porque estás muy anticuado.


Cabizbajo y dolorido

se queda solo el abuelo,

llorando gotas de sangre

sin tener ningún consuelo.


Por la mañana temprano

dicen muy fuerte y sin duelo,

no hay quien duerma en esta casa

con la tos del Abuelo.


A muchos seres les pasa

todo lo que les estoy contando,

que Dios a ellos les perdone

y ellos se vayan resignando.


Y me despido de ustedes

con lágrimas en la vista

y os mando un fuerte abrazo

a todos los pensionistas.


El consejo que os mando,

lo digo como por experiencia,

portarnos bien con los viejos

y tendréis paz de conciencia.


Gracias